En abril, la Universidad Católica de Santa Fe fue sede de diversos conversatorios acerca de las adicciones y consumos problemáticos. Con una mirada integral, se desarrollaron los encuentros “Adicciones: Miradas desde la Comunidad” y “Adicción a las drogas y Derechos Humanos”.
La triple misión de la Universidad Católica de Santa Fe, docencia, investigación y extensión se completa y afianza a partir de la gestión ética y eficaz de su presencia pública en las comunidades en las que se inserta.
Con una fuerte responsabilidad social, la Casa de Estudios busca constantemente generar espacios de encuentro y debate sociopolíticos y culturales, a partir del compromiso institucional y de cada miembro en particular. Ante esta compleja problemática, la Universidad propone un camino de entendimiento para dar una respuesta sincera y verdadera. Educadores, líderes pastorales, madres y padres de familia son clave para prevenir y detectar los consumos problemáticos, que consecuentemente podrían derivar en adicciones.
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Miradas transdisciplinares
Matías Dalla Fontana, psicólogo, ex subsecretario de Prevención de la Sedronar y ex Puma, coordinó un encuentro de saberes sensibles y transversales con el objetivo de seguir ofreciendo información académica-científica sobre problemas de la salud mental y adicciones. Proyecto Deporte Solidario sugiere una participación activa, orgánica y directa de la comunidad; “prácticamente la mayoría de las personas que asistimos a situaciones reales de lo social, lo educativo, lo sanitario, lo cultural o religioso, vamos develando que la droga no mejoró jamás la vida de nadie en nuestra Patria. Luego, obviamente hay variaciones, gradaciones en el daño, por edad, por situación económica, por ventajas en el acceso a ciertas condiciones de salida. Pero siempre daña y daña crecientemente, epidémicamente. Sobre estoy hay un reconocimiento de la diversidad de sectores”, resaltó el psicólogo.
El encuentro contó con la participación de diferentes referentes de la ciudad de Santa Fe. El Pbro. Matías Camussi testimonió su experiencia en Vía Muerta (Colastiné Norte), donde se lleva a cabo con Cáritas una especie de “Pastoral Deportiva” con niños y adolescentes, junto con capacitaciones para las madres de la zona. El Dr. César Pauloni, director de Salud Municipal, trabajó acerca de la organización de las redes de atención primaria y las tácticas preventivas. Con una mirada histórica, Federico Fulini, concejal de Santa Fe, aportó acerca de la importancia de los clubes de barrio en la ciudad, como posibles lugares de apoyo terapéutico.
En respuesta a las declaraciones de la diputada provincial, Natalia Armas Belavi, Dalla Fontana coincide en que “los representantes políticos deberían asumir con mayor responsabilidad la crisis de época cuando abordan la cuestión, no deben banalizar conceptos como ‘consumo recreativo’, cuando en nuestra ciudad crece el consumo de drogas en población adolescente e incluso infantil”. El director de Nueva Oportunidad, Luciano Vigoni, compartió su experiencia en el trabajo de integración de jóvenes en situaciones de conflicto de la ciudad de Rosario y destacó la necesidad de elaborar también, desde la instancia estatal, prácticas que, más allá de su materialidad, incluyan la perspectiva del sentido y de pertenencia.
“Nuestra institución está profundamente agradecida a la Universidad, a sus autoridades, por su constante apertura a nuevos desafíos. Propondría seguir en este camino muy fecundo de puertas abiertas al diálogo sobre problemáticas actuales, que a veces no son la centralidad de las currículas, pero son los temas atinentes a la vida cotidiana y que los alumnos deben empezar a enfrentar desde antes de obtener el título. Seguir en esta línea de vinculación de alumnado con cuestiones prácticas que las organizaciones podemos acercar y ser campo de formación, extensión y acción”, concluyó Dalla Fontana.
Participaron del encuentro diferentes líderes de sus propias comunidades, que viven en carne propia o cercana estas problemáticas y que precisan herramientas prácticas para entender las adicciones y actuar ante ellas. En la jornada se recolectaron alimentos no perecederos para la Copa de Leche ubicada en La Curva del Surubí, Alto Verde.
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Acompañar con amor
Por su parte, el Dr. Julio César Perricone brindó una conferencia ante la comunidad de la Sede San Jerónimo. Abordó las adicciones a las drogas con una mirada humanitaria y legislativa, considerando el rol de los derechos humanos como una cuestión política, de salud y educación. El abogado es secretario de Derechos Humanos del Juzgado de Reconquista y docente de la cátedra de Criminología en la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UCSF.
Con acento en la imposibilidad del Estado para actuar directamente en las motivaciones personales que llevan a un sujeto hacia este camino, Perricone comentó que “las adicciones forman parte, tristemente, del proyecto de vida personal. Los sujetos que han vivido con personas adictas en su familia o trabajo pueden dar fe de la lucha que están encarando las personas que decidieron darle la espalda a su propia adicción; si esa persona tiene contención, tiene una luz y un camino de salida”.
En sus visitas al Club de Leones y la Casa del Buen Samaritano, el Doctor escuchó testimonios en primera persona de los chicos sobre su camino de reinserción social y compartió el valor de retornar sobre los propios pasos y la felicidad que se encuentra en la liberación.
“El adicto no es una persona enferma, que sale y entra cuando quiere. El verdadero temor que tienen no es volver a salir al mundo exterior, sino más bien es miedo a la libertad, a la pérdida de la cadena de afecto que los protege en esos lugares”, resaltó.
“De las adicciones se sale con amor. Esta palabra, desde el punto de vista del derecho, parece formar parte del ámbito de la poesía, de lo lírico, pero es éste el motor que impulsa felizmente a levantarse y tener un horizonte de vida”, destacó Perricone.
Según lo comentado por el especialista, diversos actores sociales de nuestra ciudad le compartieron información de que el primer consumo de drogas se da entre los 10 y 11 años. “¿Se puede decir que ese chico o chica es responsable? Creo que hay una responsabilidad conjunta, familiar y social. El Estado somos cada uno de nosotros. Tenemos que trabajar individualmente y de puertas hacia adentro, porque mientras haya una persona que esté dispuesta a drogarse y pagar, hay alguien que vende y tiene stock. También la “jarra loca” es un peligro, porque se mezcla todo tipo de bebidas alcohólicas y pastillas”, comentó.
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