
Durante los tres primero siglos de la era cristiana, en el período que recibe la denominación historiográfica de “antigüedad tardía”, la medicina se hallaba cimentada en las intuiciones fundamentales de Hipócrates y de la escuela metódica fundada por Themison de Laodicea, a las cuales se le agregaron en el siglo II las prácticas quirúrgicas de Galeno, iniciador por excelencia del pensamiento anatómico. La práctica médica oscilaba entonces entre la especulación teorética, propia de la escuela de Cos, y la empírica característica de los metódicos. Si consideramos la tradición judía, no es fácil probar que en Israel haya existido propiamente una clase médica en los tiempos del Antiguo Testamento, a la manera, por ejemplo, de los cirujanos de Babilonia, quienes eran considerados como artesanos, o de la “casa de la vida” en Egipto, la que bien puede interpretarse como una escuela médica, y que aparece en los santuarios más famosos