“El Concilio de Nicea, celebrado en el año 325, tuvo la tarea de preservar la unidad, seriamente amenazada por la negación de la plena divinidad de Jesucristo y de su misma naturaleza con el Padre. […]
La conmemoración de esa fecha invita a los cristianos a unirse en la alabanza y el agradecimiento a la Santísima Trinidad y en particular a Jesucristo, el Hijo de Dios, ‘de la misma naturaleza del Padre’, que nos ha revelado semejante misterio de amor.
Pero Nicea también representa una invitación a todas las Iglesias y comunidades eclesiales a seguir avanzando en el camino hacia la unidad visible, a no cansarse de buscar formas adecuadas para corresponder plenamente a la oración de Jesús: ‘Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste’ ( Jn 17,21)”. (Spes non confundit, n. 17)
A 1700 años del acontecimiento que unió a la Iglesia en una misma fe, y que atenta a la voz del Espíritu, comenzó a delinear el CREDO o Símbolo de la Fe, nos unimos para conmemorar este hecho que se erigió como norte teológico alumbrando toda la reflexión posterior.
Pbro. José Luis Ayala
Vicerrector de Formación UCSF