El 13 de abril, a través de un mensaje subido a las redes sociales por sus hijos, recibimos la noticia del fallecimiento, en Lima, de Mario Vargas Llosa. Reconocido con el Nobel de Literatura en 2010 y galardonado con otros premios internacionales como el Cervantes o el Príncipe de Asturias, Vargas Llosa fue una figura clave del boom latinoamericano, un movimiento literario que revolucionó la narrativa en español durante el siglo XX. Junto a escritores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, Vargas Llosa contribuyó a la consolidación de una literatura latinoamericana moderna, caracterizada por su riqueza estilística y su profundidad temática.
Su obra se distingue por una estructura narrativa compleja, el uso de múltiples perspectivas y una exploración profunda de la realidad política y social.
Novelas como La ciudad y los perros, Conversación en la Catedral, La guerra del fin del mundo, La fiesta del Chivo, entre muchas otras, introdujeron técnicas innovadoras tales como el uso de diálogos simultáneos o construcciones temporales fragmentadas, que desafiaron las convenciones tradicionales.
Vargas Llosas también incursionó en el humor y la ironía en obras como La tía Julia y el escribidor – novela semiautobiográfica -, y combinó la sátira con la crítica social en la conocida Pantaleón y las visitadoras.
Más allá de las diferencias particulares, cada una de sus novelas refleja su compromiso con temas recurrentes: la libertad, el poder y sus abusos, la violencia y el autoritarismo, la corrupción y el deterioro moral, la crítica a los fanatismos, la complejidad de la sociedad latinoamericana.
Son también inolvidables sus ensayos, entre los que se destacan La orgía perpetua donde analiza una de las novelas que marcó su carrera como escritor, Madame Bovary, o La verdad de las mentiras donde explica la relación entre la realidad y la ficción, y cómo la literatura puede ampliar la experiencia vital.
No podemos olvidarnos tampoco de sus obras de teatro: Al pie del Támesis, La chunga, El loco de los balcones, La huida del Inca, Kathie y el hipopótamo y La señorita de Tacna, fascinante pieza en la que Vargas Llosa presenta el proceso que sigue un escritor para generar o inventar historias.
Su influencia trascendió fronteras y su legado es inmenso. Vargas Llosa fue un referente intelectual que no solo narró historias, sino que también participó activamente en los debates sobre el destino de América Latina. Por este motivo su influencia seguirá marcando generaciones de escritores y lectores que encuentran en su producción una ventana a la compleja realidad latinoamericana y en su literatura una herramienta poderosa y transformadora.
Este autor peruano ya no está con nosotros, pero vive en su obra siempre vigente y continúa inspirando a escritores y lectores en todo el mundo.
Por Ciclos de Complementación de Letras. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Católica de Santa Fe