Dios, la política y el bien común: una mirada desde la filosofía

El Dr. Félix Resch visitó la sede Virgen de Guadalupe y brindó una conferencia donde reflexionó sobre el cruce entre filosofía, teología y política. La misma fue organizada por la Facultad de Filosofía y Humanidades, el Instituto de Filosofía y el Departamento de Filosofía y Teología

En tiempos de polarización ideológica, crisis de representatividad y creciente desafección política, el pensamiento del académico y filósofo Félix Resch ofrece una perspectiva alternativa. Profesor de la Facultad de Notre-Dame y Doctor especialista en la obra de Jacques Maritain y Nicolás de Cusa, Resch sostiene que la filosofía, la teología y la política no son campos opuestos, sino caminos complementarios hacia una misma búsqueda: el bien común. 

“Contrariamente a lo que muchos piensan, la filosofía tiene mucho que ver con la teología, y al revés. No estamos frente a realidades separadas, sino ante diferentes formas de acercarse a una misma realidad última, que también llamamos Dios”, señaló durante la entrevista realizada en el Programa Nuevamente, producción . 

Lejos de una propuesta teocrática, Resch plantea una crítica al laicismo entendido como ideología. Toma como ejemplo el contexto francés, donde observa una separación tajante —y muchas veces excluyente— entre política y religión. Frente a ello, propone abrir espacios para un diálogo auténtico entre el mundo político y el mundo religioso, sin borrar las distinciones, pero buscando puntos de comunión. 

Su interés por estos temas nace no solo de su fe, sino también desde la razón. Investiga si es posible construir una base común entre creyentes y no creyentes para reflexionar sobre lo trascendente y dialogar sobre nuestras cosmovisiones. “La cuestión de Dios también puede abordarse desde una mirada racional. Incluso personas no cristianas pueden compartir esta búsqueda por el sentido último”, expresó. 

Durante la charla, también abordó fenómenos actuales de la política europea y global. En lugar de reducir los conflictos al eje derecha-izquierda, prefiere interpretarlos como una tensión entre mundialismo y antimundialismo, donde sectores de la población se sienten excluidos por una globalización que no garantiza justicia social. En ese marco, subraya que el compromiso político del cristiano no debería estar guiado por el desencanto ni por el repliegue. 

“A pesar de la corrupción, la política sigue siendo un espacio necesario para construir el bien común. No podemos salir completamente del ámbito político”, afirmó. También hizo una advertencia sobre una tendencia creciente: el comunitarismo. “Existe una legitimidad en el pluralismo católico. Hay principios no negociables, sí, pero dentro de ese marco hay flexibilidad. Votar también es un acto de conciencia.” 

Finalmente, invitó a profundizar estas reflexiones con autores como William Cavanaugh y Pierre Manent, y a volver siempre al legado de Jacques Maritain, cuya propuesta teocéntrica sigue ofreciendo claves para repensar la relación entre el ser humano, la política y Dios. 



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