La Universidad Católica de Santa Fe junto a la Pastoral Carcelaria llevan adelante un programa de capacitación destinado a personas que trabajan con poblaciones en situación de vulnerabilidad.
El contexto de pandemia visibilizó el papel esencial que juegan aquellas personas cuya profesión está al servicio de otro, que implican “poner el cuerpo”, con un desgaste físico y muchas veces emocional. Buscando dar respuestas a esta problemática, la Facultad de Psicología puso en marcha un programa vinculado al autocuidado de estos grupos que trabajan con poblaciones en situación de vulnerabilidad.
Gestado conjuntamente con la Pastoral Universitaria y la Pastoral Carcelaria, lo llevan adelante estudiantes avanzados de la Licenciatura en Psicología, monitoreados y acompañados por un equipo conformado por la Esp. Lic. Ana Luisa Natta, delegada del rector en la Facultad, y la Lic. Prof. Daniela Mendieta, secretaria de Ciencia, Técnica y Extensión.
La primera jornada de capacitación sobre autocuidado, “Pensarnos a nosotros mismos y a los otros”, estuvo dirigida a los 35 voluntarios de la Pastoral Carcelaria que concurren a las unidades de varones, como Las Flores, la Unidad 9 en Recreo, la Comisaría 9 y el pabellón juvenil; y a las unidades de mujeres como Estación Tránsito y la Unidad 4. Hay también otros voluntarios que van a Laguna Paiva, Esperanza, Sastre y San Javier.
“Es en verdad un trabajo maravilloso el que hacen todos los voluntarios, por todo lo que ello implica en tiempo de dedicación semanal. Muchos van rotando e incluso visitan el pabellón de menores”, compartió Ana Luisa Natta.
La tarea de sostener y acompañar a las personas privadas de su libertad es muy desgastante y apremiante. Implica enfrentarse a situaciones de gran dificultad, y tantas veces traumáticas. Ante esto, los voluntarios tienen un rol fundamental, pero también ellos necesitan ser asistidos y cuidados.
En este momento desde la Facultad de Psicología están procurando adecuar el programa a las características y necesidades de distintos grupos, como los operadores y voluntarios de la Casa Juan Diego, docentes de la comuna de Recreo, y un área de la Municipalidad de Santa Fe, que trabaja con personas que están al cuidado de adultos mayores y con discapacidad.
“Aspiramos a que este programa pueda llegar a muchas otras instituciones y organizaciones, e incluso poder pensar el tema de la ayuda, el acompañamiento y el sostén en términos de políticas públicas”, señaló Mendieta.
Contexto, situación y rol
En un primer encuentro con los voluntarios de la Pastoral Carcelaria abordaron los tópicos contexto, situación y rol. “Que el voluntario pueda contextualizar su tarea, a dónde va, desde dónde va; y desde allí pensar qué puede hacer para auto cuidarse, para asegurarse una protección psíquica, ya sea que asistan desde la Pastoral, desde el voluntariado o desde un servicio donde ponen en juego su propia realidad personal”, explicó Natta.
Al trabajar la categoría situación, se indaga sobre qué es lo que el voluntario encuentra cuando va al penal. Se encuentra con un sistema superpoblado, en condiciones muy precarias a nivel material y estructural, donde hay muchas situaciones de violencia en todos los niveles y donde los recursos humanos son escasos en todo sentido.
Las personas privadas de su libertad están atravesadas por muchas situaciones y sensaciones, conflictos, miedos, quejas, malestares, angustias. Todo eso repercute en el voluntario, que a su vez asiste con expectativas de recuperar a esa persona y facilitar su reinserción en la sociedad, trabajando desde lo relacional, lo laboral y lo espiritual; procurando que sus necesidades básicas estén satisfechas, reduciendo la violencia como forma de relación y promoviendo la justicia restaurativa.
“Llegados a ese punto, es muy importante trabajar sobre el rol que tiene el voluntario allí. Si tienen claro qué es lo que van a hacer ahí, si pueden distinguir lo que pueden hacer y lo que no, si saben cómo establecer límites que los protejan psicológicamente, hasta dónde indagar, si logran identificar cómo y cuánto les afectan las demandas que les hacen las personas privadas de la libertad”, señaló la delegada del Rector en la Facultad de Psicología.
Algunos elementos clave del autocuidado para el voluntario es prestar atención a lo que le sucede interiormente, poder conectar con sus pensamientos, emociones y sensaciones; y ponerle nombre. También, lograr identificar sus fortalezas y debilidades; y contar con un grupo de soporte, con espacios de escucha, acompañamiento y contención.
Aprender en contacto con la realidad
En la Facultad de Psicología de la Católica están trabajando desde la misma gestión para poder incluir cada vez más fuertemente en la currícula de la carrera, acciones que como la detallada, estén orientadas al servicio a la comunidad, que permitan a los estudiantes estar en contacto desde los primeros años con el servicio, la asistencia, la atención, el acompañamiento a un otro.
“La responsabilidad social, la intervención con aquellos que más lo necesitan, es algo totalmente inherente a cómo pensamos la facultad. Nos interesa que los estudiantes se involucren, que intervengan en acciones de servicio. Esto tiene que ser parte de la formación práctica, además de las prácticas específicas”, remarcó la secretaria de Ciencia, Técnica y Extensión.
Más allá de la expertise académica, el equipo de gestión tiene claro el objetivo de formar profesionales que se constituyan como actores comprometidos, agentes responsables capaces de generar alternativas, de pensar la realidad, de ir más allá de lo que imponen los conceptos teóricos, para volverse transformadores de la sociedad.
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Nota publicada en El Litoral