Estanislao y Tomás, cuentan su experiencia de intercambio universitario. Son estudiantes santafesinos de la Universidad Católica de Santa Fe.
En un mundo globalizado, la movilidad internacional constituye uno de los ejes estratégicos a impulsar desde las instituciones de educación superior y una de las opciones buscadas por los estudiantes. Estanislao Molinas y Tomás Quaino, cursando en la Universidad Católica de Santa Fe las carreras de Relaciones Internacionales y Arquitectura, hicieron un semestre de intercambio en Italia. La elección: conocer otras culturas, otros espacios y enriquecer la propia formación profesional.
El acceso a estas experiencias italianas viene dado por el vínculo que la UCSF estableció con el país europeo a través del CUIA, Consorzio Univesitario Italiano per l’Argentina. En concreto, el programa de Movilidad Estudiantil CUIASMUS PRO, permitió concretar intercambios con universidades de Pavia, Torino y Camerino.
“La colaboración con instituciones internacionales enriquece nuestro entorno académico y ofrece a nuestros estudiantes y docentes una visión global imprescindible en el mundo actual”, subrayó la Dra. María Luisa Gutiérrez Peart, responsable de Internacionalización de la UCSF.
Nuevos aires
“Soy un apasionado de Italia, de la cultura de allá, del idioma, de la gente, de la arquitectura y de todo lo italiano”, confesó Tomás Quaino, estudiante de Arquitectura que realizó el intercambio con la Università di Camerino. Se lanzó a la aventura motivado entre otras cosas por lo académico.
“Me interesa mucho la cuestión del patrimonio y lo que tenga que ver con la restauración. En esa rama Italia ha sido pionera”, explicó el jóven esperancino, al tiempo que reconoce que abrirse a conocer otras culturas y modos de pensar, salir de la zona de confort y cortar con la monotonía que puede invadir los estudios universitarios, fueron elementos que colaboraron a su decisión de viajar.
Estanislao Molinas, santafesino que sigue la Licenciatura en Relaciones Internacionales, asistió a la Università di Torino, en el campus Luigi Einaudi, donde cursó cuatro materias de la carrera Global law and transnational studies. Destaca la particularidad del sistema evaluativo, que va del 1 al 30, y la organización de la carrera en créditos, donde “si bien hay materias troncales que no se pueden evitar, luego hay muchas optativas, que el alumno puede ir eligiendo para trazar su propio recorrido en base al perfil profesional que le interese”, señaló.
Norte y sur
Una vez en tierra extranjera, las maneras de vivir el intercambio son tantas como la cantidad de personas que lo pueden hacer, el lugar que toca, las experiencias vividas, las personas con las que logran relacionarse. Para Estanislao, el idioma no fue un problema, sino más bien un impulso para acelerar la adaptación. Sin embargo, en lo referido a la idiosincrasia, reconoce que el norte de Italia tiene un carácter más cerrado, que dificulta llegar hasta la amistad. A pesar de esto, Molinas regresó del Europa con buenos amigos y gratas experiencias de intercambio con personas de otras culturas.
Quaino, por su parte, ubicado más al sur, tuvo muchas oportunidades de hacer amigos “por cruzármelos en la facultad, compartir materias, o vivir con ellos; porque vivía en una residencia donde éramos ocho en total”.
Para la profesión y la vida
Estanislao, futuro internacionalista, comparte que el desafío más importante que tuvo fue el papelerío.
“Era la primera vez que resolvía trámites internacionales importantes. Fue un poco estresante en ese momento, pero muy gratificante luego. Creo que este tipo de experiencias te hacen más flexible, más resiliente para guardar calma e ir resolviendo de a poco”, reflexionó.
Tomás, enamorado de la arquitectura, destacó que su profesión requiere un poco de viaje, “de ver cosas nuevas, de recorrer, de hacer experiencia del espacio, de conocer gente, de hablar con ella y reconocer las problemáticas y modos de solucionarlas”, señaló.
Quaino anima a quienes estén considerando un intercambio, a que se lancen y salgan de su zona de confort. Sin maquillar la realidad, confesó: “Al principio uno llega y no te conoce nadie. De a poquito te vas metiendo en el sistema, y es muy reconfortante. Siempre hay gente que te da una mano, y que hace que tu experiencia sea única. Son vínculos buenos, que el día de mañana pueden ser incluso lazos laborales”.
Otras vinculaciones
La relación entre los dos países se construyó también en torno a la movilidad docente, que este año contó con la visita del Prof. Flavio Corradini, y su designación como docente invitado de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCSF. En la misma línea, se organizó un workshop internacional Definición de políticas efectivas contra la contaminación del aire: impactos y estrategias para el territorio, que contó con la participación virtual de destacados profesores de la Università degli Studi di Urbino Carlo Bo.
Las Jornadas del CUIA en Argentina fueron otra oportunidad para explorar nuevas áreas de cooperación con entidades italianas. En este marco, la responsable de Internacionalización de la UCSF, junto a la directora del Doctorado en Ciencia Jurídica, Dr. María Marta Didier, se reunieron con el presidente del CUIA y la directora del Doctorado en Derecho de la Università di Camerino para delinear futuras colaboraciones y proyectos conjuntos.
Más info
Para conocer más sobre estas actividades y futuros eventos, podés visitar www.ucsf.edu.ar o contactar con Internacionalización al correo internacional@ucsf.edu.ar o movilidadestudiantil@ucsf.edu.ar. O al teléfono (0342) 4603030, int. 210. Las inscripciones para el ciclo 2025 ya están abiertas en la UCSF, con beneficios por inscripción temprana.
Nota publicada en El Litoral