Querida Comunidad Universitaria:
Desde hace ya algunas semanas sentía la necesidad de escribirles con respecto al retorno a las actividades presenciales, y esperé este momento de reflexión y oración propio de la Semana Santa para hacerlo.
La misma es concomitante con el retorno a la presencialidad este lunes 5 de abril y eso nos llena de muchas expectativas, pero a la vez, de incertidumbres, miedos y dudas.
No obstante, esta presencialidad tan deseada, requerida y exigida nos encuentra en un momento epidemiológico complicado y ascendente. Por tal motivo, como siempre lo sostuvimos, iremos de menos a más, de manera acotada, gradual y progresiva, cuidándonos y cuidando al otro.
Sin embargo, lo más importante, entiendo, no es la presencialidad por la presencialidad misma, sino que junto con ello “hemos recuperado”, por así decirlo, “nuestra autonomía universitaria” que hace a la esencia de una comunidad de maestros y alumnos. Pero, a la vez, a partir de ello, hemos puesto en el centro del debate el carácter esencial de la educación.
En esta postura, volvemos a la presencialidad. Nuestra idea es ser muy flexibles y si fuese necesario suspender por una, dos, o las semanas que fuesen, también, lo haremos; pero teniendo bien en claro que es la comunidad universitaria quien lo determina, excepto si hubiese una decisión extraordinaria del poder ejecutivo al respecto la cual debiéramos acatar.
Como dije, la incertidumbre continua porque la pandemia no ha finalizado. Seguramente, será un año difícil, tanto o más que el año que ha pasado, pero para nosotros “creyentes”, la certeza de la Resurrección de Cristo, nos fortalece y llena de esperanza para afrontar las adversidades que pudiesen acontecer.
Por ello, son muy propicias las palabras del profeta Isaías (50, 4 y 5) que hemos meditado en estos días al comienzo de la Santa Semana, para que unos a otros nos animemos en la auténtica fraternidad de una comunidad: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás”.
En esta sintonía, nuestro Papa Francisco nos enseña en Fratelli tutti n° 215: “La vida es el arte del encuentro, aunque haya tanto desencuentro por la vida (…). Por ello educarnos en lo que la Fratelli tutti promueve es vital. Nadie se salva sólo. Algo que se ha hecho más evidente en el marco de esta pandemia. “El todo es superior a la parte (…) Porque de todos se puede aprender algo, (…)”.
Aprovecho, la oportunidad para compartir con ustedes, también, que el viernes próximo pasado, con motivo del “Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas” participé del acto central en nuestra ciudad capital, en representación de la UCSF. Allí hubo palabras muy elogiosas para nuestra Universidad por su compromiso social para quienes dieron la vida por la Patria y sus hijos. Fue muy emotivo que una egresada de la Facultad de Psicología, en el marco del “Programa de becas para ex combatientes e hijos”, Brenda Viera -hija de un ex combatiente- nos haya hecho entrega de un libro: “Santa Fe en Malvinas”. En sus páginas 31 a 33 se hace mención de un héroe de nuestra Casa, el Cabo 2° (Post Mortem) René Ángel Tibaldo, hijo de Don Florencio Tibaldo quien fuera nuestro casero y jefe de mantenimiento por muchos años.
Con este reconocimiento, tan simple, pero a la vez tan noble, encomendemos este ciclo académico a San José, “Maestro de la Simpleza”, en este año en el que recordamos el 150° aniversario de su declaración como Patrono de la Iglesia Universal.
Les deseo a cada uno de ustedes y sus familias: Felices Pascuas de Resurrección. Con afecto.
Mgter. Eugenio Martín De Palma
Rector UCSF